Esta semana, José Palazzo protagonizará una situación extraña. Puntualmente, este jueves actuará con Los Mentidores, su banda de blues que lo tiene cada vez más entusiasmado, mientras puso en suspenso su actividad como productor de música en vivo por la segunda ola de la pandemia de coronavirus.
Excitación por un lado y frustración por el otro.
Pero a ese combo emocional el fundador de Cosquín Rock le sumó un sobresalto más: decidió visibilizar las invitaciones a fiestas clandestinas que le llegan por stories de Instagram, convencido de que éstas ponen en jaque a “una cadena de valor” que él y otros agentes ayudaron a desarrollar.
Por todo lo expuesto, VOS le planteó un ping pong.
-¿Qué podés decir acerca de esta situación de tocar en vivo como músico y suspender shows como productor?
-No siento contradicción sino más bien una alegría bárbara. Con el DNU del presidente de la semana pasada, se dejó de manera expresa la intención de que todas las actividades con protocolos sigan funcionando. Pero algunos eventos de determinada capacidad, como los que nosotros producimos, se decidieron reprogramar para después del 30 de abril. Y eso fue de común acuerdo entre el Ejecutivo nacional y algunas cámaras. Tuvimos la responsabilidad de reprogramar un montón de conciertos. Pero muchísimos lugares de mediana capacidad, que pueden albergar a 250 personas, pudieron continuar abiertos. Eso da un gran margen para muchos artistas. Es el caso de Los Mentidores, que preparamos este show apenas terminamos el streaming de noviembre pasado. Estamos ansiosos por hacerlo. Hubiera sido una doble golpiza para mi ánimo no poder hacerlo. El recital tiene una carga emotiva muy buena.
-Para que contestes con honestidad: ¿Qué son Los Mentidores para vos? ¿Descarga? ¿Hobby? ¿Un proyecto artístico en el que creés ciegamente y en el que tenés cifradas expectativas?
-Los Mentidores reúnen esas tres condiciones, son una descarga y un hobby, además de representar un proyecto artístico muy bueno. De Los Mentidores me surgieron cosas que nunca me había imaginado con la música desde Córdoba. El blues genera empatía entre sus amantes de todos lados del mundo. Y en función de eso, tuvimos la posibilidad de tocar en festivales del género en Brasil, Chile y en Buenos Aires. Los Mentidores me dio la posibilidad de tocar de una manera profesional con una banda, casi como nunca lo había hecho. Y con artistas con trayectoria y mucho recorrido como Dani Guardia y Franco Ronchetti. Primero fue un grupo de amigos que zapaba los martes en El Mentidero de Güemes… Como sea, no bien grabamos el primer disco, me di cuenta de que nos habíamos profesionalizado.
Palazzo dice que Los Mentidores lo hicieron sentir un músico profesional. (Gentileza Los Mentidores/ Cepia)
-Una polémica: Cuando decidiste publicar los stories sobre «clandes», ¿no temiste que un veinteañero te trate de botón?
-El tratamiento de botón es algo muy especial. La publicación de fiestas clandestinas tiene que ver con mostrarle a la opinión pública que si uno las busca, las encuentra. Y que las fiestas clandestinas son un movimiento lógico y natural de un determinado grupo etario que, por las restricciones, se quedó sin sus lugares para las celebraciones paganas. Es lógico que existan. ¿Quién de mi generación no ha asistido a afters y fiestas de este tipo en el pasado? El problema es que estas fiestas clandestinas, en este momento, demonizaron la actividad de música en vivo y destruyeron prácticamente al sector formado por discotecas, bares y pubs. Y muchos de los que la organizan se sienten impunes, creen realmente que lo que hacen está bien visto. Más allá de que son un atentado a la salud pública, están destruyendo una cadena de valor importante de Córdoba. No me importa que me digan botón, me chupa un huevo. Siento que hice un montón por la industria de la música en Córdoba; siento que hice mucho por el rock argentino desde mi humilde lugar del interior. Y que me puteen en las redes es natural y divertido. Si entrás a Twitter y no te putean, es porque no existís.
